miércoles, 22 de junio de 2016

DIÁLOGOS DE PAZ: Hoy miramos hacia Colombia, y no solamente por el fútbol. Por Manu García.

Hoy estaremos pendientes de Colombia por el fútbol, pero ya hay un motivo de celebración sea cual sea el resultado del partido.
El gobierno colombiano y las FARC, tras años de negociación, firmarán mañana un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que recoge avances en temas como la tenencia de la tierra, el cultivo de droga, el terrorismo de Estado y la participación política de la oposición.
Sin duda es un paso crucial, de ahí la celebración, pero aún falta para la paz en Colombia, ya que:
- Hay que cumplir los acuerdos, y hay dos problemas ahí: Uno es el precedente del incumplimiento por parte del gobierno de los alcanzados con la Cumbre Agraria, que no hacen presagiar que el camino de la implementación de los acuerdos vaya a ser fácil y expedito.
El otro es la existencia de una franja no menor de la oligarquía colombiana que está muy interesada en continuar y profundizar la guerra, porque es su modo de vida y forma de acumulación. Es el sector liderado políticamente por el ex-presidente Uribe, que ha hecho llamamientos a boicotear los acuerdos y alimenta el terrorismo paramilitar, un problema gravísimo en algunas regiones, que se ha cobrado la vida de decenas de líderes sociales y políticos en lo que llevamos de año.
- Siguen activas en el país otras insurgencias, la más importante de ellas el ELN, con el que el gobierno anunció la apertura de negociaciones públicas de paz sin que hasta el momento se haya avanzado, a pesar de la insistencia de esa guerrilla en su disposición para el diálogo y a que ya se ha definido su agenda.
- Además de lo antedicho, no es una paz completa, porque la paz no es un asunto exclusivamente de los actores armados: es un asunto de país porque hunde sus raíces en problemas estructurales previos y paralelos a la actividad de dichos actores armados, por lo que no se solucionará con su mera desmovilización, ni siquiera mediante el cumplimiento íntegro de los acuerdos.
Por eso desde el movimiento popular se está insistiendo en que se le abran espacios de participación en la implementación de los acuerdos con las FARC y en la fase de negociación con el ELN, para poder tocar todos aquellos temas que no están planteados en las Mesas con las insurgencias.
Desde Chile tenemos un rol importante que jugar, dado que somos uno de los países garantes del proceso, ese rol debe ser de acompañamiento y solidaridad con el movimiento popular colombiano y de presión a los poderes fácticos para que efectivamente en Colombia se pueda abrir paso la única paz viable y duradera: aquella asentada sobre la justicia social y la dignidad de los pueblos.
Para SICNoticias por Manu García.

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