Proponemos también superar la práctica dirigencial de transformar las demandas estudiantiles en meras palancas que supuestamente apuran -por arriba- la crisis de la política tradicional. Esto es sostenido por una corriente de pensamiento que ha sobre-intelectualizado a una valiosa franja de estudiantes, para quienes hoy la política estudiantil debería empujar un reajuste del bloque en el poder, con la vana esperanza de un nuevo pacto social. Rechazamos tajantemente las posiciones que desconfían de los propios estudiantes y creen que todo se puede solucionar llegando por arriba a los salones de esa política; pero al mismo tiempo planteamos terminar con el temor de que la política contingente contamine la pureza de las luchas sociales, temor que suele cerrar caminos a los avances urgentemente requeridos por las familias trabajadoras chilenas.
Más fuertemente aun, proponemos combatir los intentos de aliar al Movimiento Estudiantil con el gobierno, para supuestamente “enfrentar juntos a los enemigos de las reformas”. Si alguien ha saboteado el fin de la segregación económica en la educación, así como el reemplazo del lucro por la responsabilidad del Estado, ha sido el Gobierno de la Nueva Mayoría. Sabemos que los avances concretos no se alcanzarán reduciéndonos al lobby parlamentario. Las victorias provendrán de la fuerza desplegada por el Movimiento Estudiantil en las más diversas formas y escenarios.
El actual reflujo del Movimiento se explica, tanto por sus años de contienda, como por la inflexión que lo atraviesa: ya no se trata más de las secuelas o los resabios del 2011, sino de una nueva fase en que debemos ponernos en posición de forzar transformaciones sustantivas al modelo y no solo sembrar denuncias (a menudo cosechadas por los poderosos). Es por ello que la apuesta libertaria busca iniciar la refundación de la FECH revitalizando la participación en los espacios locales; tal como concretamente contribuimos a hacer, desde nuestras reducidas posibilidades en la Secretaría de Comunicaciones FECH, este año 2015. Son las y los estudiantes, desde cada uno de sus espacios, quienes empujarán los cambios que Chile necesita.
Destacamos que nuestra apuesta encarna la necesaria independencia política respecto del gobierno nacional, pero también respecto de la rectoría y del senado universitario, situándonos siempre junto a las aspiraciones de las y los estudiantes. Los movimientos sociales no requieren de embajadores oficialistas. Cuando estos se presentan, ocurren hechos como los que este año han afectado al magisterio nacional y su desoído 97% de rechazo al proyecto de carrera docente.
Las demandas del Movimiento Estudiantil han demostrado ser antagónicas al proyecto de sociedad y país que encarna la Nueva Mayoría. Mientras el gobierno defiende los pilares del sistema educacional neoliberal, el Movimiento Estudiantil ha propuesto en un documento oficial de la Confech, un Nuevo Sistema Nacional de Educación Pública. Ese documento, invisibilizado por los gobernantes, define una manera firme y criteriosa de poner fin a la educación de mercado, así como la instauración de un sistema basado en los principios del derecho social: gratuito, universal y de calidad. Llevar adelante este proyecto requiere independencia con un gobierno rechazado por las mayorías sociales que han empujado los cambios, y también con autoridades universitarias que no terminan de definirse.
Concluyo reiterando que nuestra apuesta es la alternativa de unidad de la izquierda. En este contexto de absurdo fraccionamiento, apostar por los acuerdos colectivos, por generar consensos y por respetar las particularidades como condición para remar en conjunto, no es mero tacticismo, sino un ejemplo de lo que creemos es la principal herramienta para empujar los cambios: la unidad. Así, nuestra apuesta a la FECH, anticipada por el ejercicio mismo de la conformación de nuestra Lista “E”, busca ser un aporte a esa unidad y ser un articulador coherente de los deseos y aspiraciones de los y las estudiantes chilenas.
Entonces, ésta no es cualquier elección de la FECH. La lista ganadora deberá enfrentar el cierre de la coyuntura que se abriera el 2011 buscando una reforma educacional en franca ruptura con la herencia dictatorial. Para un año que marcará el destino mediato de los y las estudiantes chilenas (y de las deudas con que la mayoría iniciará el ejercicio de sus profesiones), nuestra apuesta es clara: fortalecimiento de las bases sociales universitarias, inicio de un camino refundacional para la Federación, unidad de la izquierda y de los movimientos sociales, independencia política del gobierno y de la rectoría, avances concretos para las estudiantes y sus familias, educación como derecho social.
FUENTE: The Clinic online.
0 comentarios:
Publicar un comentario