La
organización política Izquierda Libertaria de Chile (IL) emitió una declaración
pública en la que se refiere a la detención de once comuneros mapuche, entre
ellos la Machi Francisca Linconao, todo ellos acusados de tener participación
en la muerte de dos ancianos terratenientes de origen alemán.
En
la nota se enmarcan las mencionadas detenciones en el contexto de una
ofensiva que define una nueva estrategia punitiva gubernamental para enfrentar
las demandas del pueblo mapuche y plantea la necesidad de construir , desde la
complementariedad, un Movimiento Social y un Movimiento Mapuche masivo, claro y
autónomo.
SICNoticias
comparte con sus lectores el texto íntegro de la declaración de la Izquierda
Libertaria de Chile.
“Declaración pública de Izquierda
Libertaria ante la detención arbitraria de 11 personas mapuche el pasado 30 de
marzo
Frente
a la detención el día 30 de marzo de 11 personas mapuche, entre ellas Francisca
Linconao, machi del lof Rahue - comuna de Padre Las Casas, como Izquierda
Libertaria de Chile creemos relevante plantear a los movimientos sociales y
organizaciones políticas lo siguiente:
En
primer lugar, debemos enmarcar los hechos en una dimensión mayor, por lo que no
podemos dejar de mencionar la destitución de Francisco Huenchumilla como
Intendente de la Región de la Araucanía y su reemplazo por Andrés Jouanett,
mano derecha del ministro Jorge Burgos. Jouanett ha actuado en connivencia con
el Ministro del Interior, por ejemplo, en el paro de dueños de camiones y en el
perfeccionamiento de la estrategia represiva para enfrentar tanto las
constantes demandas sociales, como aquellas de las comunidades y Lof mapuche
movilizados.
El
retorno de la detención por sospecha y el resultado de las sucesivas mesas de
trabajo entre empresarios y gobierno sostenidas en la Araucanía, expresan el
cambio de estrategia punitiva gubernamental para enfrentar el conflicto
chileno-mapuche. Cabe destacar el cambio de rótulo de las detenciones arbitrarias,
que antes se amparaban en la ley 19.297, de Seguridad Interior del Estado, o la
Ley 18.314 conocida como “ley antiterrorista" y también la figura penal de
"asociación ilícita", pasando ahora a "robo de madera",
"robo en lugar no habitado" y "usurpación". Intentando
quitar con esto el carácter "prisionero
político" de los detenidos
y desvirtuar la verdadera naturaleza de la lucha en el territorio mapuche.
En
ese sentido, las detenciones de las 11 personas, con 100 efectivos del ERTA, su
posterior procesamiento con fiscales y jueces que toleran el arbitrio cometido,
con testigos presionados para declarar y montajes judiciales, no nos extrañan.
La criminalización y judicialización de las luchas sociales son la forma en que
los poderes fácticos se expresan - aún bajo gobiernos vestidos con ropajes de
corte progresista - en el contexto de un modelo político agotado que privilegia
a las minorías y resguardan sus robos en lugares como islas vírgenes y paraísos
fiscales, tal como se ha descubierto en estos días.
Hoy,
el gobierno de la Nueva Mayoría da una vergonzosa demostración de ignorancia en
el trabajo para con los diversos pueblos originarios que habitan el actual
Chile. La forma profundamente colonialista de abordar el conflicto entre el
Estado y el pueblo mapuche ha demostrado que no tienen capacidad, ni voluntad
de abordar una solución definitiva desde un prisma político que supere los
estrechos marcos que les impone el proyecto neoliberal - proyecto resguardado
por la CPC y la CORMA, y agenciado por los partidos adscritos al bloque en el
poder, evidenciando que en materia indígena pareciera haber absoluto consenso.
Ante
la gravedad de los hechos descritos tenemos el gran desafío de cimentar el
camino para romper con los cerrojos pinochetistas que impiden la realización de
nuestros sueños como pueblos. Dicha ruptura implica cifrar en la gente y en los
pueblos las posibilidades de fortalecer nuestros propios procesos de
recuperación política, cultural, económica y espiritual, a través, de ejes
programáticos claros que pavimenten la ruta hacia el "buen vivir".
Proceso
que debe ir de la mano de organizaciones políticas y sociales honestas,
clasistas y anticolonialistas,
junto a una estrategia política que defienda lo avanzado, y que, dentro de un
territorio propio, de sentido a la organización como espacio de generación de
poder local, regional y en perspectiva nacional. Lo anterior no solo respecto a
los pueblos originarios, sino también, a los territorios azotados por la
debacle social y medioambiental del capitalismo, poniendo en el centro la
necesidad de construir desde la complementariedad, un Movimiento Social y un
Movimiento Mapuche "socialmente
masivo, estratégicamente claro y políticamente autónomo".
¡Arriba
las y los que luchan!
Izquierda
Libertaria”
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