Por Ramiro Rodríguez Lincoñir
Una
soleada mañana recibió al grupo de peñi y lamien, de aproximadamente 25
personas, de la comunidad Autónoma Licancura
quienes llegaron a la plaza de Mulchén el martes 01 de diciembre a las 10 de la
mañana acompañados por sus pichi ke che portando banderas mapuche para luego
caminar hasta el juzgado local para la audiencia de cierre de la investigación
de la causa por usurpación violenta, amenaza y maltrato a obra de carabineros durante
la toma del fundo Ranquilco de propiedad del agricultor Mario Veloso, programada para ese día. El
hecho no dejo de llamar la atención a los transeúntes mulcheninos para quienes
este tipo de sucesos son algo fuera de lo común a pesar de existir en la comuna
dos organizaciones mapuche urbanas y algunas comunidades rurales aledañas,
todas sin perfil político sin embargo.
Para
entender lo sucedido debemos remontarnos un año atrás cuando ocurrió la toma
del fundo Ranquilco por parte de los
peñi de la comunidad autónoma Licancura de Collipulli colindante con el límite
sur de la comuna de Mulchén. La primera
vez que se supo de la toma del fundo fue el 10 de noviembre del 2014 cuando 40
comuneros ingresaron al fundo; la segunda toma sucedió el 16 de marzo del
2015 donde una cantidad similar de
comuneros volvió a tomarse el predio de más de 1000 hectáreas ubicado al
interior del peaje “Las Maicas” sector Chumulco en la salida sur de Mulchén
según consigna la prensa en aquel entonces. La comunidad Licancura se ubica a
un costado del cruce Minininco inmediatamente después de la pequeña localidad
de La Esperanza ubica a un costado del rio Renaico, en el límite sur con la
comuna de Mulchén y límite entre la novena y octava región.
Según
lo señalado por los propios peñi su demanda se basa en los títulos de merced
que poseen sobre el predio demandado y por lo cual exigen que Conadi se los
traspase previa compra al actual dueño. Para quienes no sepan, los títulos de
merced se originaron por el proceso de radicación inmediatamente posterior a la
guerra de ocupación (1860-1880) que el estado chileno llevo delante de manera
ilegal sobre el territorio mapuche a fines del siglo XIX y que terminó con su
completa anexión dando nacimiento a las actuales comunidades mapuche y donde el
último título entregado por el estado fue en el año 1927.
Recuperación del
fundo Ranquilco
Según
nos relataron los propios peñi, el actual proceso de recuperación se inicia con
el envío de cuatro cartas sucesivas durante un año a Mario Veloso hijo, cuyo
padre de avanzada edad es el titular del predio. En ellas los peñi habrían
manifestado su intención de recuperar el
predio en virtud de los títulos de merced que poseen sobre él para lo cual solicitan su venta a Conadi para
que ésta a su vez se las traspase a ellos. Al respecto los peñi señalaron que
el dueño habría pedido 10 millones por hectárea para su venta, es decir 10 mil
millones de pesos por el predio y que según dijeron los peñi era menor a lo
señalado al título de merced pues el fundo tendría en realidad 800 hectáreas lo
que indica además una falta de claridad en los límites de la propiedad de
Veloso.
Pero
no sólo la posesión de los títulos explica la demanda. Según nos cuenta el
propio werken de la comunidad Ismael Naverrete, la comunidad autónoma Licancura
pertenece a su vez a la comunidad Miguel Huentelen la cual se habría originado
en el lof Huapitrio cuyo lonko era Ñankul Tori. La comunidad nace entonces del
proceso de radicación cuando los peñi y lamien de los sectores aledaños a
Mulchén son expulsados y correteados de sus tierras hacia el sur siendo recibidos
en el lof Huapitrio de 15 mil hectáreas en aquel entonces, el cual fue
“entregado” a los propios peñi (dueños ancestrales) entre los años 1902-1906
bajo compromiso del general Cornelio Saavedra, fundador de Mulchén en 1861
cuando se inicia el proceso de avance de la alta frontera bio bio hacia
territorio mapuche.
La
comunidad Miguel Huentelen (título de merced 1084, registrada en Temuco) perteneciente
al lof Huapitrio, poseía en ese entonces 660 hectáreas para 90 familias en un
comienzo, sin embargo hoy en día existen
250 familias lo que arroja un promedio de 2,64 hectáreas por familia lo que
configura las actuales condiciones de hacinamiento unido a una mala calidad de
la tierra y escases de agua producto de la actividad forestal en la zona lo que
afecta tanto a campesinos mapuche como no mapuche. La provisión de agua se
realiza, según nos cuenta Nora Fritz Ñancul, a
través de un estanque australiano instalado en el año 2000 el cual
obtiene agua de una vertiente. Según relatan los propio peñi, los derechos de
agua les pertenecen pero por la cantidad de gente actual ésta se hace poca.
La
comunidad cuenta con una escuela y una posta que obtienen agua de estanques
propios. Por otro lado desde el año 2000 en adelante la comunidad se habría
fragmentado en al menos 12 comunidades producto de la política gubernamental
impulsada en su momento por el programa Orígenes, el cual ya no existe, y que
impulso la formación de nuevas comunidades al interior de la propia comunidad Huentelen
según lo permitido por la ley indígena 19.253 a través de organizaciones de
nuevo tipo no tradicional compuestas por una directiva a la manera occidental
pero que con el tiempo derivó igualmente en procesos de recuperación de la
memoria oral y reivindicación de derechos territoriales ancestrales. De este
modo llegamos a la situación actual en que una de las tantas comunidades
desprendida de la comunidad mayor, consciente de los antecedentes históricos
avalados por los títulos de merced así como en la propia historia oral y confirmada
por la historiografía decide revertir esta situación de hacinamiento y escases
a través de la recuperación legitima de tierras que anteriormente le
pertenecían.
Por
otro lado los mismos peñi han tenido problemas con forestal Mininco ya que el
23 de mayo pasado hubo una recuperación de madera pero no de bosque en pie sino
de desecho que queda después de la tala de bosque por parte de la forestal y
que los peñi solían ocupar hasta hace unos años atrás para actividades
económicas propias, sin embargo el año 2012 habría llegado un nuevo administrador Gonzalo Cabezas, el
cual habría cortado todo acuerdo tácito de uso del desecho de la madera e
incluso la prohibición del ingreso de animales de los peñi al predio de la
forestal agravando la escases de tierras señaladas anteriormente, y
deteriorando las relaciones irremediablemente.
Otras actividades serian el
cultivo de hortalizas y los trabajos de temporada en la zona aunque la mayoría
emigra al norte en búsqueda de mejores sueldos a diferencia de la bajísima paga
que caracteriza a la toda zona. Todo lo
anterior configura un complejo cuadro que en modo alguno se resuelve sólo por
la vía de la criminalización de la recuperación toda vez que se desconoce la
tremenda carga histórica y social que conlleva, considerando que la anexión
militar del territorio mapuche nunca fue un asunto resuelto legalmente del todo
según la propia ley chilena y menos legítimamente considerando toda un
tradición de parlamentos de más de dos siglos
materializada en acuerdos con la corona primero y con la republica después
según el derecho imperante en aquel entonces.
En este sentido la memoria oral
remite a un tiempo en que la legalidad de los acuerdos reflejaba una
correlación de fuerzas y respeto mutuo
que con el correr de la república se perdió pero que la memoria mapuche se
niega a olvidar. Esta es la explicación última de lo sucedido aquella mañana en
la plaza de Mulchén y que guarda relación con su propia historia local pero que
no siempre se conoce, cuyo capítulo siguiente continuará el próximo 17 de
diciembre cuando nuevamente concurran los peñi al juzgado local para el cierre
del proceso de investigación y dar inicio al proceso preparación del juicio
para lo cual están siendo asesorados por el Centro de Investigaciones y Defensa
Sur, CIDSUR, ubicado en Temuco.
Mulchén warria
03 de diciembre de 2015, Territorio Mapuche.
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