Curiosamente ayer nuestra
Cámara de Diputados rechazó eliminar la prohibición
para que dirigentes sociales y gremiales postulen a cargos parlamentarios. Lo
no tan curioso es que los 18 votos en contra y 16 abstenciones de
parlamentarios RN y UDI, fueron aquellos que no permitieron
alcanzar el quórum necesario para hacerlo.
Este proyecto de ley, que ahora
no podrá renovarse hasta después de un año, contemplaba además que los cargos
superiores de organizaciones sindicales pudieran participar en las directivas
de los partidos políticos. Sin duda este rechazo, nada curioso tampoco,
responde a la satanizada relación entre el mundo de la organización social y la
política.
Y así es como alcanzamos,
nuevamente, el absurdo más alto en nuestra democracia de cartón. Resulta que
quienes hoy canalizan directamente el sentir de la sociedad y sus
organizaciones, no pueden representarla dentro de su propia institucionalidad.
Ironía superada por el hecho de que actualmente esos cargos parlamentarios
pertenecen a aquellas minorías corruptas que se niegan, sin pudor alguno, a
abrir los espacios de representación.
Aunque suene a chiste mal
contado: quienes robaron y siguen robando a chilenos y chilenas, continúan
prohibiendo la participación efectiva de la ciudadanía.
Señoras y señores diputados,
los invito a buscar el significado de democracia en sus tablets y celulares.
Verán que cuyo precepto básico la define como la forma de gobierno en la que el poder político es EJERCIDO por
los ciudadanos ¿Algo no quedó claro?
Si bien esta aclaración
semántica no servirá de mucho, no por mala comprensión lectora, sino por la
inexistente voluntad de construir un país más digno y justo - igualmente hoy
les comento: Chile necesita esperanza. Los jóvenes chilenos estamos
convencidos en la urgencia de enfrentar desde la organización y la acción
colectica, la actual crisis de representación del sistema político, entendiendo
el deber moral de concretar el relato esperanzador que devuelva el protagonismo
al pueblo chileno.
Hemos sido testigos durante 26
años de cómo nuestros políticos construyeron a su antojo un significado propio
de democracia y soberanía. Es verdad, fuimos espectadores de cómo se armó esta
carpa con estacas inamovibles en la que, ahora, se resguardan de
cualquier viento de transformación. Solo removiendo dichas estacas, será
posible arrancarlos de ahí.
Constitución, Fondos de
Pensiones, Código del Trabajo, Sistema Educacional, Sistema de Salud,
privatizaciones, tratados como el TPP y más. El camino será largo y debemos
acelerar el paso. Pues el agobio de estas estacas solo podremos superarlo
mediante la unidad y organización de quienes hoy tenemos la convicción de hacer
frente a los acuñados absurdos, y así construir la democracia para un nuevo
Chile.
Desde las organizaciones
sociales, sindicales y fuerzas de izquierda en formación, tenemos el deber de no seguir delegando en los
mismos de siempre nuestras esperanzas de un país mejor. La votación de ayer
vuelve a dejar en evidencia que somos nosotros los únicos llamados a levantar
nuevas alternativas que devuelvan la participación a chilenos y chilenas.
Para terminar, no puedo evitar
recordar y compartir una lúcida metáfora que leí alguna vez:
En vez de perder el tiempo
viendo cómo los higos se secan en el árbol y pudren las ramas, debemos dejar de
solo mirarlos y convertir los higos en mermelada. Probablemente cada vez sean
más los antojados y nos quedemos sin higos, solo así crecerán frutos nuevos.
*Camila Lucero es estudiante de periodismo de la PUCV
Fuente: http://www.elmartutino.cl/noticia/politica/opinion-absurdos-y-esperanzas-de-nuestra-democracia
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